Les acompaño el último artículo que publiqué en La Capital de Mar del Plata, hace 10 días.
Desde 2008, la presencia de China en la economía Argentina
es innegable. Es nuestro mayor comprador de commodities. Nos compra Soja y
todos sus derivados, sin procesar, excepto en el caso del aceite, también carnes
y cereales, todo sin valor agregado. Y les vendemos pequeñas cantidades de
otros productos con cierto valor agregado. Nuestra balanza de comercio exterior
con China, es altamente deficitaria.
Tanto estas ventas, como la negociación del reciente swap de
2.400 millones de dólares, en yuanes chinos,
son negociadas por funcionarios argentinos desde los Ministerios y
Secretarías del Estado argentino. ¿Es fácil negociar con chinos? NO,
enfáticamente no. ¿Hay que conocer ciertas pautas y códigos? Sí, Enfáticamente sí.
Es necesario conocer sus códigos,
comportamiento, y sobre todo, estar al tanto de los objetivos fijados por la
convocatoria del XVIII Congreso del PC Chino (2012), por ejemplo: “para forjar
hierro, es preciso ser fuerte”.” Un puño de hierro en un guante de terciopelo”.
Y esa es la conducta que aplican desde 2012 en su política exterior:
fuerza, presión y otorgar préstamos que habrán de darles la palanca de control
de concesiones varias, en los países deudores. Con el cambio
del modo de crecimiento económico posterior a las directivas de 2012, China va en camino de completar
la transición de una economía orientada a la exportación, conoce
perfectamente que tiene problemas de trabajo,
energía y costos ambientales notoriamente altos; está mutando a una economía impulsada al consumo interno, la innovación y sobre todo, a ocupar el rol
de suministrador de fondos al estilo
FMI. Es cada vez más evidente la presencia de China proveyendo de fondos a aquellos países insertos en alguna de estas categorías en la que no reciben préstamos del FMI, por diversas
circunstancias, donde nadie les presta
fondos, sea por riesgo país, inseguridad
jurídica, situación interna, o incertidumbres varias de cualquier causa. A
esos países, China les presta fondos. China ha proporcionado
2.300 millones de dólares a Argentina desde octubre pasado, prestó este
año 4.000 millones a Venezuela, 15.000
millones a Brasil, otorgó préstamos a
Rusia, a Siria, a países africanos. Como decía en mi anterior artículo en La
Capital, China no es un país mecenas. No
son actos sin búsqueda de reciprocidades. Sean
estas las que fueren. China tiene
objetivos a 30 años vista. Uno de ellos y fundamental, es aprovisionarse de
energía y el siguiente, exportar, exportar, exportar.
Prestando a naciones con acceso cerrado a
mercados de capital extranjeros, el presidente Xi Jinping está respaldando la
influencia de su país sobre la toda la economía mundial y asumiendo el status
del Fondo Monetario Internacional. Pero, a diferencia del FMI, que suele demandar ciertos cambios y medidas de austeridad a cambio de los préstamos, es
evidente que China está más centrada en asegurar sus intereses y dar préstamos
a países que le suministran alimentos, hidrocarburos o bien que le compran
industria metalmecánica. A partir de
esto; en su rol de dueños de la sartén y del mango, son ellos al prestar, quienes
fijan las condiciones de uso y
distribución de esos fondos.
Cuando, donde, como, personal, contratos. Todo ello lo ha
fijado China en el acuerdo firmado el 29 de diciembre en el Senado argentino.
Argentina ha tenido
un rol muy limitado de negociación. Cuando se trata de negociar, China siempre
va por más. Presionará por concesiones a
50 y 100 años, por territorios, por traer sus propios operarios, por exenciones
impositivas. China siempre pide más,
este es su estilo. Los que nos dedicamos
al estudio de China desde hace 30 años lo sabemos. Pero conociendo estos
principios se debería, al negociar con China, buscar reciprocidad para con nuestras
exportaciones. Siempre se les puede limitar y obtener un acuerdo win win para
ambas partes. Pero para eso hay que familiarizarse
con los sistemas de negociación con chinos. Posiblemente, los funcionarios argentinos, más preocupados
por el futuro electoral inmediatísimo de 2015,
y con posible desconocimiento de los métodos y sistemas para mercadear
con los chinos, consienten a las
presiones que impone un nuevo FMI de ojos oblicuos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario