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jueves, 5 de marzo de 2009

CHINA, LA CRISIS Y EL PLAN SALVATAJE DEL 1er.MINISTRO WEN JIABAO



En su discurso anual a la nación, pronunciado en el Parlamento, Wen ofreció nuevos detalles sobre el gigantesco plan de reactivación económica de cuatro billones de yuanes (465.000 millones de euros) para ayudar a China a sortear la crisis.

Wen reconoció que la tercera economía mundial se ha visto golpeada de lleno por la crisis y que los indicadores no predicen una pronta recuperación.

"Nos enfrentamos a dificultades y desafíos sin precedentes. La crisis financiera global continúa expandiéndose y empeorando", dijo Wen a los 3.000 delegados reunidos para el mayor evento político anual del Partido Comunista, que se extenderá durante nueve días.

"La demanda continúa cayendo en los mercados internacionales. La tendencia a una deflación global es obvia, y resurge el proteccionismo comercial", continuó.

A pesar de todo, Wen aseguró que la economía del país será capaz de crecer un 8% en 2009.

"Mientras adoptemos y apliquemos las buenas políticas y las medidas apropiadas, seremos capaces de alcanzar este objetivo" del 8% de crecimiento, sostuvo.

Para algunos economistas, este es el umbral que permitiría a China mantener un nivel suficiente de creación de empleo y evitar disturbios sociales.

El crecimiento económico de China se contrajo fuertemente el pasado año por culpa de la crisis económica y financiera internacional, al 6,8% en el último trimestre de 2008 (un 9% en todo el año), una cifra preocupante para un gobierno acostumbrado a expansiones de dos dígitos y que marca un severo retroceso en comparación al crecimiento de 13% registrado en 2007.

La desaceleración de la economía china, que depende de las exportaciones a las economías desarrolladas que ahora están en recesión, ha dejado sin empleo a 20 millones de trabajadores emigrantes del campo a las ciudades por el cierre de innumerables fábricas.

Tradicionalmente decenas de miles de protestas tienen lugar cada año en China, incluso en tiempos de bonanza económica, pero el creciente desempleo hace temer a los dirigentes comunistas que se produzcan disturbios sociales de mayor alcance.

Wen admitió la existencia de problemas que pueden aumentar las tensiones y que han sido exacerbados por la crisis, como una red de seguridad social y un sistema de salud pública inadecuados, así como la brecha entre ricos y pobres.

Pero aseguró que la meta de crecimiento de 8% es realista y puede suministrar una plataforma sólida para crear millones de empleos y apaciguar las tensiones sociales.

"Mantener una cierta tasa de crecimiento de la economía es esencial para expandir el empleo para los residentes tanto urbanos como rurales, aumentar el ingreso de la gente y asegurar la estabilidad social", afirmó.

El pronóstico de Wen es más optimista que el del Fondo Monetario Internacional (FMI), que prevé un crecimiento de 6,7% para China este año.

Wen anunció asimismo un déficit presupuestario récord de 950.000 millones de yuanes (140.000 millones de dólares) en 2009, es decir, nueve veces más que el de 2008.

Este déficit se debe al plan de ayuda de cuatro billones de yuanes, una parte del cual se destinará a aumentar el gasto, mejorar la seguridad social, incrementar las ayudas a los 800 millones de pobres que viven en el campo y a ayudar a las industrias claves, como la siderúrgica y la automovilística.

Los planes tuvieron un impacto en general positivo en las Bolsas regionales. Los mercados financieros de China, Australia y Japón subieron el jueves, pero Hong Kong cayó. Las Bolsas europeas retrocedían en la apertura.

Fuente : www.noticia24.org
OTRA VISION COMPLEMENTARIA: LA DEL CORRESPONSAL EN BEIJING DEL DIARIO ESPAÑOL ABC:
Así, Wen Jiabao auguró un crecimiento económico del 8 por ciento para este año, que suele ser la cifra habitualmente barajada por el Gobierno. Pero, en esta ocasión, dicha previsión puede resultar algo arriesgada porque el Producto Interior Bruto (PIB) “sólo” subió un 6,8 por ciento durante el último trimestre de 2008 y arrastró el cómputo global al 9 por ciento.
Tal incremento, envidiable en cualquier otro país, supuso para China un descenso de tres puntos con respecto al crecimiento de 2007 y se acercó al peligroso límite de viabilidad que tiene una economía de tan gigantescas dimensiones. Y es que el coloso oriental debe crecer entre un 7 y un 8 por ciento cada año para generar 30 millones de nuevos puestos de trabajo.
Sin embargo, la estimación para este año es que se creen nueve millones de empleos en las ciudades y que el paro urbano oficial, que no cuenta a los emigrantes procedentes del campo, no supere el 4,6 por ciento, la tasa más alta desde 1980.
“En China, un país en vías de desarrollo con una población de 1.300 millones de habitantes, mantener un cierto grado de desarrollo económico resulta esencial para fomentar el empleo, aumentar los ingresos del pueblo y asegurar la estabilidad social”, reconoció Wen Jiabao el riesgo de estallido en el “dragón rojo”, donde cada año se producen decenas de miles de revueltas populares, sobre todo por las expropiaciones irregulares de las tierras de los campesinos por parte de las corruptas autoridades locales.
A este grave problema se suman las cada vez mayores desigualdades entre ricos y pobres y entre las ciudades de la desarrollada costa industrial y los pueblos del atrasado mundo rural, que componen la cara y la cruz de una misma China a veces irreconciliable. En 2008, los ingresos medios anuales de la población urbana, que ascendieron a 15.781 yuanes (1.838 euros), volvieron a triplicar a la renta per cápita rural, que fue de 4.761 yuanes (554 euros).
Con la intención de desactivar esta bomba de relojería, el Gobierno central aumentará su presupuesto un 24 por ciento hasta ascender a 4,3 billones de yuanes (500.649 millones de euros). Entre las partidas que sufren mayores aumentos destacan el gasto en zonas rurales, que se elevará un 20 por ciento y alcanzará los 716.100 millones de yuanes (83.354 millones de euros), y la progresiva extensión de una todavía precaria seguridad social, que recibirá un 17,6 por ciento más de fondos y llegará a los 293.000 millones de yuanes (34.094 millones de euros). El presupuesto de sanidad se incrementará un 38,2 por ciento hasta rebasar los 118.000 millones de yuanes (13.750 millones de euros), con el propósito de que el 90 por ciento de la población tenga un seguro médico dentro de tres años.
Además, Pekín pondrá en marcha un ambicioso plan de estímulo de la economía que, anunciado en noviembre, será aprobado por la Asamblea Nacional. Aunque en los últimos días se había especulado con la posibilidad de que el régimen aumentara dicha iniciativa con fondos adicionales, el primer ministro confirmó que finalmente estará dotado con los 4 billones de yuanes (464.813 millones de euros) programados en un principio. De ellos, el Gobierno central aportará 1,8 billones de yuanes (209.553 millones de euros) y el resto corresponderá a las autoridades locales, que harán especial hincapié en fomentar el empleo mediante grandes obras en infraestructuras públicas, potenciar las inversiones de pequeñas y medianas empresas gracias a la flexibilización de los préstamos e incentivar el consumo.
Todos estos esfuerzos sociales pretenden, además de mejorar el nivel vida de los chinos gracias al desarrollo del país, incentivar el consumo privado en una sociedad que se encuentra muy desprotegida por un Estado que ha pasado de la planificación comunista al capitalismo más salvaje. Tras perder buena parte de sus antiguos servicios públicos, sobre todo sanitarios y educativos, los chinos ahorran un 20 por ciento de sus exiguos salarios para hacer frente a posibles enfermedades y a un futuro sin pensiones de jubilación.
Por ese motivo, se supone que la creación de un paraguas social permitiría un aumento del consumo interno que, en teoría, serviría para contrarrestar la caída de las exportaciones, de las que depende la economía china en su condición de “fábrica global”.
No lo ve así, sin embargo, Michael Pettis, profesor de Finanzas de la pequinesa Escuela de Negocios Guanghua, quien explicó a ABC que “será muy difícil que China estimule el consumo privado aunque mejoren las condiciones sociales y aumenten los préstamos, ya que el cambio de modelo económico necesita tiempo y no puede ocurrir de la noche a la mañana”.
Aunque Pettis se congratuló de que el Gobierno chino no se había “dejado llevar por el pánico ni sobreactuado ante la crisis”, se mostró pesimista con respecto al plan de estímulo de la economía y sus efectos en el resto del mundo. “Los países occidentales piensan que China puede ayudarlos a salir de la crisis, pero esto es imposible porque, a pesar de su enorme población, su consumo es igual al de un país europeo como Francia y eso no resulta suficiente para tirar del carro”, analizó Pettis, quien aseguró que el gigante asiático “tiene un exceso de capacidad productiva y el planeta no necesita más producción, sino menos, debido a la caída de las exportaciones”.
Por ese motivo, el profesor de Finanzas vaticinó que “los problemas seguirán siendo los mismos, o peores, el próximo año, ya que esta crisis aún durará bastante tiempo”. ............................................................................

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